11 enero, 2016

ESTACIÓN DE RENFE, VALENCIA FONT DE SANT LLUÍS

Si hay una prueba evidente, sin discusión, de que dejar en manos de ciertos entes, la gestión "moderna" de los medios de transporte, es un error de enormes dimensiones, la estación Valencia Font de Sant Lluis, es su referente.

Hay tal cantidad de despropósitos en ella, que me faltaría tiempo y paciencia para enumerarlos, pero obstinado como soy, intentaré hacerlo.

Se supone que esta estación está, actualmente, para dar un servicio especial al gran Hospital Universitario y Politécnico La Fe, situado a unos cientos de metros de la estación. 

Para solventar de manera ¿eficiente? esos servicios, la estación está diseñada como sigue:

* La estación propiamente dicha dista más de un centenar de metros de la salida que han "creado" (porque a eso sólo puede llamársele creación, propia de mentes lúcidas y brillantes), para acceso al hospital; una salida que evitaría ese cuarto de kilómetro que cuanto peor estás, más se impone que realices.

* En esta salida no es preciso introducir el billete utilizado, para acceder al exterior, así es que no sé cómo controlan el flujo de viajeros. Se accede a la calle a través de un sistema manual giratorio de torniquetes. Aquí sí que se han lucido. Si alguien con movilidad reducida, ha de ir al hospital, se impone que regrese hasta el edificio de la estación, porque pasar a través de los torniquetes puede hacer que tengan que llamar al 112. Una caminata de unos trescientos metros desde donde para el tren hasta el mismo lugar en el exterior. Eso sí, si fuera posible pasar a través de esos torniquetes, con silla de ruedas, podría utilizar unas maravillosas rampas que alguna mente más brillante aún, ha preparado para facilitar ese acceso al que no puede pasar.

Ya situados, he de decir que los trenes, en lugar de detenerse justo frente a la estación, estacionan lo más próximo posible al acceso al hospital. De esta forma, la mayor parte del personal que utiliza los servicios, se queda a hacer puñetas de la propia estación, en medio de la nada. Aunque claro, para aprovechar tan brillante iniciativa, ganas le dan a uno de ingresarse en urgencias.

Un diseño propio de mentes maquiavélicas y que, podría jurar sin lugar a equivocarme, los creadores no han visitado una vez terminado.

Pero ahora vamos al propio acceso a los trenes, que para eso están diseñadas las estaciones.

1.- No hay taquillas sino sistemas automáticos de expedición de billetes. Éstas están dotadas de un botoncito para pedir asistencia, que ahí sí, ahí es para ciscarse en los muertos de todo el personal afecto. Si posees una tarjeta dorada, con lo que tienes derecho a un 40% de descuento, la máquina no te facilita esa compra automáticamente, sino que debes pulsar al botón de llamada. Un 80 por ciento de las veces, me toca pagar el billete íntegro, sin ningún descuento, porque nadie contesta a esa llamada para habilitar el sistema. Y debo suponer que hay o debería haber un empleado para estos fines. Mierda. De este modo, carente de atención al cliente, RENFE siempre gana. Que le den por donde gotea el jarro a sus usuarios. Porque clientes no seremos nunca. Y si ha de facilitarse por teclado el número de la tarjeta dorada ¿por qué hostias han de habilitar el modo desde un sitio que casi nunca contesta, en lugar de estar en servicio permanente? Ya sabéis, para ganar más pela.

2.- Para tomar el tren dirección Castellón, requiere que hagas el camino por un andén, hasta el wonderful acceso al hospital, porque es allí donde están las escaleras para no tener que cruzar las vías. Y luego lo deshagas por el otro andén, hasta donde teóricamente va a detenerse el convoy. De ahí que, a pesar de estar prohibido, los más ágiles, crucen y se evitan el doble paseo.

3.- Cuando regresas de Castellón, el tren (ya sabéis), se pasa la estación de largo y se detiene lo más próximo al incredible acceso al hospital. Así es que "a patita", regresas a donde tendría que haberse parado. O sea que para viajar en estos trenes, mejor estar enfermo, como los creadores de esta increíble chapuza.

Porque sí, porque hay que estar enfermo para hacer una chapuza semejante, putear a los usuarios de este modo y mofarse en su cara con sus maquinitas expedidoras de billetes. Una empresa moderna, eficiente y cabrona, como no os podéis imaginar. ¡Y antes se maldecía de RENFE!

Así es que, no me queda más remedio que mandar a estos brillantes cerebros...

A cascarla a Parla

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