10 noviembre, 2014

Autobuses, circuitos, excursiones, fatiga, cansancio y... muertes.

Hice un viaje en agosto, en autobús. Un circuito. Y repetí al regreso con la misma compañía. Espeluznante.

No soy persona de quedarse callada, otra cosa es que los responsables del tema en este país, sean responsables. Lo denuncié en la página de la DGT. Ninguna respuesta. Igual está pululando por el universo cibernético a la espera de que alguien le eche mano. Lo mismo sigue gravitando para siempre.

Lo que no tiene explicación, si no es, como habitual, la búsqueda de mejores resultados económicos; es que un conductor coja un autobús en Galicia a las cinco de la mañana y continúe conduciendo a las siete de la tarde, con un cambio de dos horas, unas brevísimas pausas y un cambio de unidad en cierto lugar del camino. Al final, sí o sí, un mínimo de dieciséis horas al volante.

Cuando estábamos llegando al destino (a dos horas aproximadamente), yo no quitaba los ojos del conductor y éste se masajeaba las cervicales, se frotaba los ojos, hacía movimientos continuos con la cabeza mirando a uno y otro lado... Síntomas del cansancio, del agotamiento. En una de aquellas, cierra los ojos del todo, nos salimos de la vía y, ya lo sabéis, el culpable: el conductor; las víctimas: los viajeros; los testigos: la Administración.

Y que un autobús se salga de la vía, por el lado opuesto al que tenía que circular, sin tocar siquiera los frenos, huele mal, muy mal.

Mi dolor por esas víctimas de Bullas. Mi indignación porque a lo mejor, o a lo peor, las circunstancias de ese conductor se asemejan a las que yo viví en carne propia. Y él será, desgraciadamente, el único responsable. Para todo lo demás, máster card.

DEP

A cascarla, a Parla